



Una historia que habla de tiempos vividos, donde todo se engloba bajo el mismo signo: la amistad.
Y eran lunas para disfrutar, sin pensar mañana qué vendrá, sin preocuparnos, que un día la magia se iba a acabar.
Y pasa el tiempo y ves que aquellos amigos, que eran todo lo que te hacía falta para andar el camino… ante todo siempre la amistad, la familia podía esperar… hasta que un día te ves en la vida más solo que nada.
He rebobinado mi vida, buscando el color, He leído las cartas que había en el cajón. Cómo ha cambiado la vida…
¿Dónde se fueron las cosas que solíamos hacer?
Aún no es muy tarde para coger el tren.
Sé que merecen la pena…
Que no las quiero perder.
¿Se acuerdan hace unos años? Tantas risas, disfrutamos,
y el mañana nos pintaba genial…
Y metido dentro de la pesadilla,
una noche se cumplió la profecía,
y un silencio mortal… empiezas a notar
que nada será igual.
Te despiertas cualquier día, y tu cara te da pistas
de la noche que pasaste ayer,
y sientes que el agujero está mas cerca que lejos,
toca ahora, ya no hay proceder.
Cuando ves tu cara dentro del espejo,
y presientes que tienes muy mal aspecto,
y empiezas a pensar “he de recuperar
lo que he dejao atrás”.
He rebobinao mi vida, buscando el color…
Una mañana perdío en el pueblo
busqué sus caras, ya no sé dónde están,
quizás se han esfumado, no las supe hallar.
Y ahora me encuentro que apenas me queda nada,
los recuerdos, las alegría, carcajadas,
sus formas de pensar… no me pienso olvidar.
He rebobinao mi vida, buscando el color,
He leído las cartas que había en el cajón.
Cómo ha cambiado la vida…
¿Dónde se fueron las cosas que solíamos hacer?
Aún no es muy tarde para coger el tren.
Sé que merecen la pena…
pero no las quiero perder.